Somos testigos de una situación excepcional en Chile: la prolongada Huelga (de mas de 3 meses) de los Estudiantes Universitarios, Secundarios y de profesores, que demandan una EDUCACION PUBLICA GRATUITA DE CALIDAD Y PARA TODOS Y TODAS. Pero, ¿que significado tiene esto para las familias migrantes, quienes trajeron a sus hijos consigo en busca de ese sueño por una vida mejor? Mas de una sentirá la molestia de tener a los niños en casa, porque solo importa el concepto de “asistir a clases”, pero, ¿donde radica la importancia del estudio? ¿acaso solamente en que van a estar en un lugar, con una ración de alimento que a veces en la casa no se le puede dar?
Para muchas personas que no concluyeron su educación básica o secundaria de repente no es mucha la diferencia con las que si lo hicieron y esto es porque finalmente, estas enseñanzas que se imparten no tienen ningún sentido práctico para enfrentar la vida. Para eso se han creado las Universidades y los institutos superiores, que al final se convierten en buenos negocios y donde la palabra correcta es el lucro, se lucra con un derecho que es la educación. Porque si uno quiere dejar de ser un simple trabajador de servicio, debe avanzar un poco mas en conocimientos, y eso, amigas y amigos, hace tiempo que nos lo quitaron (ver educación en Perú, Colombia, Ecuador, etc.) porque nosotros los dejamos. Ahora, la pregunta es: Debemos las y los migrantes apoyar las luchas que hacen los estudiantes, apoderados y profesores en exigir una EDUACION PUBLICA GRATUITA? Todo lo que brinda el Estado (ESO PARA TODOS LOS ESTADOS aquí y en cualquier parte del mundo) debe ser para todos quienes aportamos a través de las imposiciones y los pagos por las compras de bienes a través de nuestros impuestos, entonces, sí nos corresponde acompañar activamente estas demandas. Porque queremos superar la pobreza, porque queremos dejar a nuestros hijos un bien que nadie se lo va a quitar que es el conocimiento, y porque así tendrá más oportunidades para enfrentar la vida. Aprendamos esta lección que no se repite dos veces y que si la desaprobamos perderemos no una sino hasta tres o cuatro generaciones el no haber defendido nuestros Derechos.
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